¿Para qué compartimos en redes sociales? ¿Mostramos quiénes somos y lo que hacemos… o simplemente exhibimos una versión editada, linda, vendible? ¿Es real lo que mostramos o solo una fachada para que otros crean en un producto que ni es, ni será?

Hace 10 años nació mi sobrina. En ese momento no existían las stories, pero yo me había comprado mi primera (y única) cámara réflex Nikon con un lente 35 mm. Empecé a explorar la fotografía de retrato con ella. ¡Qué hermosas fotos sacaba! Claro, era un bebé, no podía decidir si quería o no ser fotografiada (red flag). Y cuando creció y empezó a decir “no”, quizá a los dos años o antes, dejé de sacarle fotos. Respeté su decisión. Desde entonces, solo en algún que otro cumpleañito le saqué alguna que otra.

Después nació mi sobri Tomás. Y a él, nada. Cero fotos. A eso sumale que cuando voy a visitarles, no quiero usar el celular. Así que tampoco hay fotos espontáneas. Nuestra dinámica se basa en encuentros cada dos meses, en el momento presente. (Ellos viven en Córdoba, yo en Villa Mercedes).

El otro día los visité con mi mamá (su abuela) y fuimos al Super Jump, que estaba de vacaciones de invierno en el Chateau. Es un circuito de castillos inflables por el que vas pasando de uno a otro. ¡QUÉ DIVERTIDO, POR FAVOR! No les miento si digo que estaba tentadísima. Hacía años que no me subía a un castillo inflable. Esta vez, con mis sobris y mi mamá (60+) que parece tener 55 de lo ágil que es. Mientras dábamos vueltas y saltos, de pronto pasó una horda de niños (😂). Se escuchaban sus voces desde lejos y se veían sus cabecitas acercándose, cada vez más fuerte el murmullo, como una ráfaga. Así pasaron, volando. Como cuando viene un vientito fuerte y se va. Bueno, así.

Desde atrás venía una mujer de unos 40 (iba a decir “señora”, pero tengo 35, así que no me conviene jaja), corriendo, toda colorada, riéndose cada vez que se caía, con el celular en alto. Gritaba: “¡Chicos, una foooto, una foooto!”. La vi, sonreí, me miró, siguió saltando, medio con vergüenza pero también feliz de estar pasándola bien en un "juego para niños".

¿Habrá sido excusa la foto? No creo. Pero sí fue el primer motivo por el que se subió. Luego descubrió que hay cosas mucho más entretenidas que conseguir una imagen para redes sociales. Tristemente, los chicos se pararon, posaron para la foto, y ella salió del recorrido. (Hizo 1/3 del camino. Podía seguir dando vueltas, hasta cansarse, pero eligió terminar ahí.)

Nosotras seguimos. Sin celulares. Dimos todas las vueltas que Pauli y Tomi quisieron. Yo hice tres. Mi mamá, cinco. No hubo fotos. Mi hermana intentó, pero la ignoramos cuando quiso capturar el momento. Solo queríamos seguir dando vueltas.

Y ahora me pregunto… ¿compartir esto por acá no es, en el fondo, similar a compartir una foto en redes sociales?

No sé. Estoy confundida jaja. Pero me gusta escribir. Siempre quise ser escritora, y este es mi lugarcito. Sin filtro, sin editarme demasiado. Sin ser el producto de ninguna red social.

Si te interesó la idea del texto, me encantaría saber qué pensás. ¿También te pasa? ¿Guardás cosas solo para vos? ¿O preferís compartirlas?.